miércoles, 15 de noviembre de 2023


 No hay manera, no puedo esquivarte. Disimulo..., me voy cuando creo que duermes..., creo que consigo dejarte en el respaldo de la silla de cualquier lugar..., parece que entre la multitud te pierdo..., pero no, ahí vuelves a aparecer, con el mismo semblante y la misma postura de espera, de entrega, de presencia. 

Hubo días en los que te temía, era como si tu presencia me vaticinara alguna desgracia, como si fuera algo malo. Y aunque nadie más podía verte, el solo verte yo hacía que me temblaran las rodillas de dentro, las extrañas de fuera. Te rechazaba, te asociaba a invierno, a frio, a silencio, a soledad, a llamadas perdidas, a preguntas sin respuesta. 

Pero no, ahora no. Ahora sé que no puedo esquivarte y ahora sé que no quiero esquivarte. No disimulo, ni huyo cuando duermes, me esmero en no olvidarte en ningún lugar y entre la multitud te busco. 

Pero no, ahora no, ahora sé que eres mi complemento. Contigo voy acompañada, voy entera, voy completa. 

Soy yo en tu mirada silenciosa, en tus movimientos lentos, en el miedo por el futuro y en el temor por el pasado. Soy yo en los recuerdos de lo que fui y en los recuerdos de quién pude ser. Soy yo escondida entre las palabras y en el silencio de una partitura. Soy yo en el movimiento torpe y lento de las teclas de un piano que suena descompasado.

Pero es difícil, es difícil no tenerte y tenerte, no tocarte y tocarte, no olvidarte y olvidarte. Es difícil el silencio, la quietud, el paso descompasado, las palabras que no salen, las lágrimas que no salen, el estómago en un puño, Es difícil el miedo a que estés y que no estés y a que seas y no seas solo una parte de mi y no una presencia única que no cabida a nada más. 

Permíteme compartirme con la risa, con la fe, con la ilusión, con la alegría, con el respeto y compasión hacia mí misma Permíteme compartirme con el descanso, con el reloj en la basura, con el tiempo perdido, con la vida vivida sin más, sin nada más que la vida misma.

Mi querido complemente, mi querida yo, mi querida melancolía..., vamos a darnos un poco de espacio, vamos a habitar juntas en este cuerpo que lo mismo se ensancha como se derrite con tu sola presencia.


 Mi querido complemento, mi querida yo, mi querida melancolía..., vamos a querernos, sin más.