Tiempo de descanso, tiempo para descansar. Dejamos a un lado, por un ratito, los sentimientos, los pensamientos, las ideas, las dudas, los miedos y lo feo, todo lo feo que nos impiden ver lo bonito. Y, por un ratito, también dejamos de ver lo de siempre, de escuchar lo de siempre y de probar lo de siempre. Vamos a vivir en un sitio distinto e imaginarnos una vida distinta. ¿Qué es lo que cambiarías?, ¿dónde te situarías en este nuevo escenario?. Quizá te atrevas a vestir nueva ropa, a acompañarte de nueva gente y a romper con la rutina que te hace rutinaria. Quizá te guste cambiar y aprendas a cambiar, a dar pequeños pasos que te ayuden a moverte de forma diferente y, quien sabe, quizá esos movimientos te acerquen a lugares que te recuerden más a ti. Y se acaba el tiempo de descanso, y haces la maleta de vuelta, pero te das cuenta que es más ligera ahora que antes, has dejado mucho atrás, dejaste el cansancio acumulado, el aburrimiento y el hastío. Dejaste los desechos derivados del día a día y las sobras de un día a día saturado de momentos inservibles, de palabras que sobran, de personas que sobran y de quehaceres que sobran. Vamos ahora a volver a casa, pero vamos a colocar arriba de la estantería, en un lugar bien visible, una pequeño recuerdo de los muchos recuerdos que has traido contigo y, te propongo algo más, vamos a colocar arriba de la estantería, en un lugar bien visible, el primer pequeño recuerdo de muchos más pequeños recuerdos que decoren nuestra casa y nuestra alma. Vamos a redecorarnos por dentro y por fuero, será bonito, ya lo verás. Merece la pena.
