lunes, 24 de diciembre de 2012

En una esquina

El peine se enreda en su pelo, las sombras caricaturizan su rostro, sus piernas le hacen tambalearse, los hombros están caídos y su cabeza baja. Es una caricatura, un personaje de cómic, un personaje ridículo y penoso.
La ropa le sienta mal, los zapatos le viene grandes, sus complementos pasados de moda. Siempre en el sitio equivocado, sin ver más allá de la loceta del suelo en la que está parada. Parada e inmóvil viendo pasar a cuerpos esbeltos, a espaldas rectas, a pasos seguros, a miradas al frente, a sonrisas abiertas,a brazos descansados y a manos ligeras. Manos que tocan otras manos y otras rostros y otros cuerpos que no, que no son el suyo.
Se mira en el espejo y no sabe quién desde allí la mira, no recuerda esa imagen, ni el sonido que su boca parece emitir, ni el camino y meta que sus pasos recorren.
Nunca escuchó su nombre porque nunca nadie la llamó, nunca supo quien era realmente porque nunca nadie preguntó por ella, nunca supo que había detrás de un rostro relajado y de un cuerpo descansado porque siempre estuvo rígida y recta, dispuesta a emprender en cualquier momento la huída, la huída hacia un lugar seguro, lejos de las amenazas constantes que el mero echo de vivir y de estar viva le causaban.
Esquivando rayos de luz, tapándose los oídos, cerrando los ojos, quedándose inmovil. Queriendo desaparecer y camuflarse en la esquina de aquella calle tan transitada. No quiere nada más ni quiere a nadie más, no quiere estar ni ser, no quiere padecer ni sufrir, no quiere enfrentarse con la realidad, con esa realidad que le recuerda que existe y que tiene que continuar.
"¿Pero por qué?, ¿pero para qué?", se pregunta.
Y sigue mirando al suelo.

lunes, 17 de diciembre de 2012

Yo



Yo. Yo veo, yo oigo, yo toco, yo escucho, yo me mojo con la lluvia, yo me caliento con el sol, yo sonrío, yo camino, yo respiro, yo miro, yo palpo, yo descanso, yo me evado, yo duermo, yo me acurruco, yo me espando, yo sueño, yo revivo, yo vivo.
Yo. Yo no solo pienso, yo también siento. Aparco, aparco los pensamientos, esta noche me estorban.

sábado, 15 de diciembre de 2012

Paseando

Le sorprendió cuando empezó a hablar. Llevaban un rato en silencio y ella pensaba que la tarde terminaría así. Habían salido a tomar un poco el sol y a estirar las piernas. Era uno de los pocos domingos que quedaban antes de empezar la vorágine de las fiestas navideñas y querían pasarlo juntos y tranquilos.
Eligieron un lugar distinto, un barreto distinto y una comida distinta. El sol que los iluminó y el sonido del mar que acompañaba a sus silencios mereció la pena. "Bonita estampa", pensó ella mientras cerraba y abría los ojos al compás de su respiración.  Pero él no estaba allí y el lugar donde se encontraba no debía de ser muy acogedor, por la expresión de su cara. Se limitaba a  rellenar huecos lingüísticos cuando se convertían en abismos, pero nada más.
"Algo dulce", porfavor, dijo él, y ella asintió de inmediato. Algo a meterse en la boca que produjera un placer inmediato, aunque fuera solo unos segundos. Y en silencio partieron en busca de esa recompensa. No obstante pararon unos minutos para tocar el mar y  ensuciarse los zapatos. Dejarían así un recuerdo más en sus retinas y en el zapatero de casa.
Tomaron algo calentito y algo dulce, pero al lugar lo acompañaba mucho ruido. Un lugar demasiado ruidoso para el silencio que les había acompañado durante todo el día. "Salimos de aquí", repuso él, y ella accedió aliviada.
No se plantearon qué hacer pero sus movimientos y sus pasos ya tomaron la decisión por ellos. Pasearon y se cruzaron con otras caras, se camuflaron entre otras imágenes y acompañaron a otros sonidos. Y fue entonces cuando comenzó a hablar.
Ella permaneció callada durante todo ese tiempo, temerosa que si hablaba pudiera pausar la narración de una historia hasta ahora desconocida para ella, aunque, por lo que escuchaba, era ella una de las protagonistas principales, "demasiado protagonista", pensó. Una historia vivida, sentida e interpretada de forma tan distinta a ella que parecían relatos distintos, paralelos en ocasiones, entrecruzados en otros, pero ¡tan distintos! ."¿Era realmente la misma historia?", se preguntó.
Pero no quería interrumpirle, aunque en ocasiones las pausas entre frases eran tan largas que ella temía que él interpretara su silencio de forma negativa. Tampoco quería intervenir, no era su momento ni su espacio. Por primera vez en mucho tiempo le tocaba a él. Y en ese pensamiento se quedó un ratito. "¿Desde cuándo no lo escuchaba hablar así?", "¿Desde cuándo no le escuchaba?". "¡¡¡Dios!!!, en qué persona se había convertido", pensó, incapaz de animarle y motivarle a mostrarse así hasta ese momento. "¿Cuánto tiempo habían dedicado a ella?", a lo que ella hacía, sentía, veía, pensaba, organizaba y decidía. "¡Qué injusticia!, ¡qué horror!". Y comprobó angustiada que el edificio que compartían estaba vacío, que los pilares eran frágiles, que la distancia era abismal y, sobre todo, comprobó que estaba equivocada, muy equivocada.
Su pensamiento no es el mismo que el suyo, sus objetivos no son los mismos, son intereses, metas y preocupaciones distintas. Y le resultó impactante darse cuenta de eso. Tan arraigada a ella misma, olvidó que su estrella no es la que más brilla, que no tiene la última palabra, que sus palabras no están resaltadas en negrita ni tatuadas a fuego. No era única ni la mejor en nada y, por tanto, sus pensamientos y sus acciones son sólo una de las posibles soluciones al acertijo inventado ."Igual de válidos, de verdaderos y de respetables", se repetía entre pausa y pausa.
Escuchó y se sentó en su silla, y bebió de su café, y trató de mirar por sus ojos y a respirar el compás de su respiración. Se quedó muy quieta para poder, asimismo, acompañar a los latidos de tu corazón. Quería meterse dentro, meterse muy dentro y acurrucarle en sus brazos. Acurrucar sus palabras, el movimiento de sus manos, sus pasos pausados y su mirada huidiza.
Y se solucionaron muchos de los interrogantes acumulados durante meses, planteó razonamientos desconocidos hasta ahora, planteamientos, hipótesis y métodos novedosos. Interesante.
"Gracias",  se dijo, aunque no pronunció palabra alguna. "Gracias" por mostrarte y acompañarme en este y en otros tantos senderos previsibles e imprevisibles, visibles unos y otros más oscuro. Pero se guardó un pensamiento más en el bolsillo, y en sus manos cerradas y en su mirada baja, gracias porque he aprendido a entenderte, a comprenderte y a respetarte un poco más, pero no, no podía prometerle que solo con saber pudiera aceptar, que solo por comprender y respetar, pudiera compartir, que solo por escuchar pudiera asimilarlo. Eso, eso solo el tiempo lo diría. Tiempo, tiempo al tiempo.


martes, 11 de diciembre de 2012

Dar

Si vienes, te doy; si te vas, también te doy.
Si apareces, te doy; si desapareces, también te doy.
Si me entregas, te doy; si me quitas, también te doy.

Si respondes, te doy; si no contestas, también te doy.
Si me miras, te doy; si me rehuyes, también te doy.
Si me escuchas, te doy; si me interrumpes, también te doy.

Te doy cuando pides y cuando no, cuando creo que puedo ayudarte y cuando tengo algo para tí.
Te doy sin esperar nada a cambio, sin un plan fijo, sin intención ni recompensa alguna.
Te doy y me quedo vacía, y me entrego, y me vuelco en tu causa.
Te doy aunque en ocasiones eso suponga un incordio, una molestia, un problema o un trabajo extra.
Te doy con mis palabras y con mis hechos.
Te doy y me quedo tranquila, y me siento útil, y me gusta.

Me siento en deuda con el mundo por lo que soy y por lo que tengo; me siento en deuda con todos los que han contribuido a estar donde estoy y quienes me han ayudado a ser cómo soy. Quiero facilitarte el camino, quiero regalarte mi mirada, mi sonrisa y aquellas acciones que te puedan ayudar a seguir caminando, a mi lado o lejos de mí. No te obligo a un intercambio, libertad te doy para estar o no estar.

Doy solo por dar..., esa es mi única recompensa.

Levántate

Levántate y anda.
Sigue unos pasos o que tus pasos te sigan.
Camina hacia un objetivo o que el objetivo sea caminar.
Siente cada movimiento o que cada movimiento te haga sentir.
No importa, pero no te quedes parado, no te quedes quieto.
No te digas excusas, no te pongas trabas, no te inventes historias, no te cuentes mentiras.
Levántate, levántate y anda.
Levántate,levántate y anda, porfavor.

Respirar

Inhalo azul: seguridad, confianza, apertura, serenidad, tranquilidad, paciencia, libertad, felicidad,...
Retengo.
Exhalo gris: miedos, estres, complejos, inseguridades, ataduras, dependiencias, conflictos,...
Inhalo..., retengo..., exhalo.
Inhalo en ocho..., retengo en cinco..., exhalo en diez.
Inhalo vida..., exhalo miedos.
Inhalo..., retengo..., exhalo.
Respiro pausada y lentamente.
Respiro.
Estoy viva.
Respiro.
Sigo aquí.

domingo, 9 de diciembre de 2012

Conciencia



La Conciencia habita en aquellos segundos en donde te encuentras. Ser consciente es ser solo tú, sin nada ni nadie más. Limpia y transparente. Momento en el que descansas de ideas, pensamientos, imágenes, sonidos, palabras y acciones. Te entregas a ti misma y sólo eres y estás tú. ¿Lo has sentido alguna vez?. No hay nada ni nadie más. Te das cuenta de que formas parte de un todo mucho más grande que aquello que percibe tus sentidos. Te sientes plena, pero insignificante e inmensa a la vez. Estado de plenitud que dura unos segundos, los únicos segundos en el que estás realmente viva, viva de verdad. Receptiva al mundo y el mundo receptivo a ti. Unidos.
Aprendamos a alargar esos pequeños segundos, aprendamos a vivir intensamente y desde dentro, te prometo que merece la pena.