Amarla

El pasado solo sirvió para que él pudiera aprender cómo se puede llegar a amar a alguien sin recibir nada a cambio; sin límites, sin condiciones, sin fachadas y sin mentiras. Amar a pleno corazón y a pecho descubierto. Existir solo con el propósito de hacerle feliz.

El pasado solo sirvió para que él pudiera aprender a amar y así amarla sin recibir nada a cambio; sin limites, sin condiciones, sin fachadas y sin mentiras. Amar a pleno corazón y a pecho descubierto. Existir solo con el propósito de hacerla feliz.

El pasado solo sirvió para que ella le enseñara a amar..., y que él la amara a ella...

Silencio

Se cumplió la profecía, al final del día el silencio inundó la sala y, con ello, a nosotros dos que allí quietos llevábamos horas en silencio. Pero la oscuridad no causó más temor del que ya habitaba en nuestro interior y el silencio no fue más silencio del que ya había. Fue todo rápido, aunque juraría que empezó hace ya tanto tiempo que la memoria no pone fecha ni hora. Todo, en su recta final, parece mucho más duro, y olvidamos que el camino de vuelta hace ya mucho que empezó.
Oscuridad y silencio, dos guindas más de un pastel que terminó tirándose sin ni siquiera haberlo probado.

Una puerta

Decir no es enfrentarse a todas las puertas que aún no cerraste con la esperanza de usarlas como salida en momentos de emergencia. Cuando la sala empieza a estar demasiado oscura, fría y silenciosa, la existencia de aquella puerta puede ser la solución. Representa todo lo que aún queda por sentir. Pero sentada frente a aquella puerta, con las piernas encogidas, los brazos entrecruzados y los ojos bien cerrados, se pregunta una y otra vez si sale o no de esa habitación, si cruza el umbral de la puerta y respira de nuevo a pleno pulmón. Se pregunta si será capaz de levantarse y estirarse, si sabrá articular alguna palabra y si sus ojos podrán acostumbrarse de nuevo a la luz. No es capaz de moverse ni siquiera un milímetro, tan solo puede pensar..., que aún puede aguantar un poco más.